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MARGARITAS

lunes, 25 de noviembre de 2013

ELLO, YO y SUPERYO. 1ª: PARTE


                                              1ª parte


Me desperté alarmado, estaba teniendo un sueño tan agradable que no podía ser verdad, y eso me asustaba. Sudaba. Salté de la cama. Corriendo me dirigí hacia el cuarto de baño, en el pasillo, a oscuras, antes de llegar, tropecé con algo.

Atropelladamente encendí la luz del baño. ¿Me habría seguido hasta allí el “algo”?.

No, no era “algo”, era alguien. Estaba justo allí, frente a mí, reflejado o incrustado en el espejo. No podía volver la vista atrás. El temor y la sorpresa me paralizaban de los pies a la cabeza. Solo mis ojos continuaban atentos y expectantes ante la figura que se revelaba en el espejo.

Me observaba con detenimiento, de abajo a arriba.

- Bien, - balbuceó por fin - físicamente no estás tan mal como pensaba,  me alegro porque mi trabajo está relacionado contigo y dependo de ti a todos los efectos, sobretodo en estos momentos de tantas crisis e incertidumbres – espetó, dejando escapar una sonrisa burlona mientras que pronunciaba con parsimonia la frase.

Aquella sonrisa me dejó una sensación cómo si me pincharan con una guja de hacer ganchillo en salva sea la parte.

 Apenas supe balbucear. El susto atenazaba todos los músculos de mi cuerpo.

- ¿Y tu qué sabes de mí?.

- Lo sé todo de ti. Últimamente te he estado analizando con más detenimiento y comenzabas a preocuparme. Me quedo más tranquilo.

-  ¿Pues yo me quedo más intranquilo. Quien eres?.

- Trataré de explicarlo bien para que lo entiendas. Soy el SUBCONSCIENTE. Junto con el CONSCIENTE y el INCONSCIENTE formamos un ente.

- Ya, ya, así que sois la Mente. Lo Lamento. Jajajajaja. - No pude dejar escapar una sonora carcajada.

- No te hagas el listo. Es algo así como una trinidad, padre, hijo y espíritu, o la trimurti,  creador,  conservador y destructor,  por si lo entiendes mejor,

- Me recuerdas a Sigmund Freud y su psicoanálisis, venga ya, déjate de cuentos y desaparece. - Había perdido ya parte de mi miedo

-  Está también el PRECONSCIENTE pero no lo tenemos en cuenta.

-  ¿y  donde has estado todo este tiempo?.

-  Contigo. Siempre estuve contigo.

- ¿Pues yo a ti te veo mal?.

-  Si, últimamente tengo muchas dudas esenciales, ¿quien soy yo?, y,  ¿por qué estoy aquí?.

-  ¿No encuentras la respuesta?. - Definitivamente ya había perdido todo mi miedo

- No. Lo achaco al haber hecho un gran esfuerzo mental. He estado estudiando la justificación,  de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia,  y noto un cansancio inexplicable.

-  ¿Y por qué no sales de vez en cuando?.

 - Lo he intentado. Alguna vez quise hacerme visible pero nunca pude conseguirlo, en el último instante siempre aparecía el CONSCIENTE con su neurosis obsesiva por la prohibición y me lo impedía, el es más fuerte, utiliza la fuerza bruta para conseguir sus fines. Me he acostumbrado a vivir en la sombra. Mi trabajo se desarrolla básicamente durante las horas en que tu duermes.

-  Por fin lo he conseguido, utilizando la destreza y la táctica.

- Cada noche, limpio y saco brillo a tus neuronas, cuido y pongo en orden  tus pensamientos, reviso tu psiquis, incluso la parte que le correspondería al CONSCIENTE. Si analizo y  encuentro ideas absurdas y pensamientos obsesivos almacenados en tu mente, intervengo y pongo unos gramos de cordura.

- Para eso están los psicólogos y psiquiatras.

- No hagas caso a los psiquiatras y psicólogos, ellos pese a pasar estudiando toda su vida terminan ahogados en un mar de confusión.

- Pero, ¿Qué es ese ruidillo?.

- ¿Qué ruidillo?.

- Oye, tengo que dejarte. Ese silbido tenue y continuo me alerta de que el CONSCIENTE se está acercando. Sabes ?.  El y yo no nos llevamos  bien.

- Ey ey ey ey ey ey ey ey. SUBCONSCIENTE, espera, espera ¡. ¿Te volveré a ver?. ¿Cómo puedo ver  al CONSCIENTE y al INCONSCIENTE?. Me gustaría hablar con ellos.

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Unos segundos despues.          

Al ver que nadie me contestaba, ya me había dado la vuelta y estaba a punto de salir del cuarto de baño, cuando….


-  Pssssssss,


-  Al escuchar aquel bisbiseo a  mis espaldas, me giré lo más rápido que pude hacerlo, sobre mi mismo. Esta vez pude ver una cara reflejada en el espejo que me recordaba a alguien. Aquella mirada lánguida y escrutadora de unos ojos cansados, bien enmarcados por un contorno de color violáceo, me resultaba familiar. Un misterioso rictus dibujado en la boca que, del mismo modo, podría dar a entender si anunciaba una respuesta o entrañaba una pregunta. El cabello marchito, de color blanquecino cayendo desordenado sobre la frente. -  podría jurar que se parecía a mí -.


- ¿Con quien hablabas?, he escuchado un zumbido y me ha parecido ver  una sombra salir corriendo.


- Ya tenía ganas de conocerte. Tu no me engañas. Por la forma de presentarte apresuradamente, tu confianza y, a la vez, tu falta de seguridad, con ese gesto circunspecto y reflexivo, tu aspecto físico, … tu eres…el CONSCIENTE.


-  Exacto, soy tu consciencia.  ¿Cómo lo has adivinado?


- Tu cara me suena y me ha puesto sobre aviso el SUBCONSCIENTE. Por cierto que no te tiene en gran estima, aduce que olvidas con frecuencia parte de tus obligaciones.


-  Te recomiendo que no sigas sus consejos.  ¿Qué te contaba? Cuenta, cuenta, que estoy desinformado.


- Pues, me dijo que era el SUBCONSCIENTE, que aprovechaba esos momentos perdidos en que tú desaparecías, para reparar algún defectillo que  detectaba en mi comportamiento, que eras un neurótico, obsesivo con las prohibiciones, y que 
abusabas de tu fuerza y eres un prepotente.


- Ese idiota. Siempre está al acecho. Estaba meditando. Trato de forzar  una reunión con el PRECONSCIENTE con el objeto de crear un puente con hilos para comunicarnos entre nosotros y, de esa manera, poder configurar un frente común ante el INCONSCIENTE y el SUBCONSCIENTE, que van unidos y a su aire. El propósito y la finalidad es conseguir que disminuya la seducción y el poder de convicción que tienen sobre ti ambos, y que va “in crescendo” últimamente. Por lo tanto te compete. No obstante, hasta la fecha, no he conseguido encontrarlo. Está por  “ahí afuera”, siempre que lo busco, está por “ahí afuera”.


- Dudaba en decírtelo. La verdad es que me encuentro más cómodo con los métodos del SUBCONSCIENTE. Es  una fuente para mi instinto. Es espontáneo. ¿Cómo te diría?.  Es como un piloto automático que se enciende siempre que estoy dormido. Hay ocasiones, cuando despierto, en que me quedan los  recuerdos tan nítidos,  que incluso llego a creerme que los sueños habian sido reales.


- Si, el se encuentra en el límite máximo de la consciencia.  De alguna manera te controla, incluso guarda cierta influencia sobre el INCONSCIENTE. Tiene poderes ocultos y es muy listo, aunque  imprudente. Yo te impregno y te infundo la función más racional del ser desde un punto de vista lógico y analítico,  y trato de inculcarte la obligación a cumplir las normas y formas elementales, tales como, la de tomar decisiones adecuadas en cada ocasión y ejecutar los actos acordes a tu consciencia, o sea, con mi conocimiento. Me ocupo, fundamentalmente, de que te comportes como una persona responsable y de que no cometas locuras, mientras que él se divierte haciendo lo contrario, y desprestigiándome siempre que tiene la oportunidad.


-  ¿Y crees que no lo estás consiguiendo?, ¿Por eso te llevas  te llevas tan mal con él?


- En primer lugar por eso y porque siempre está encerrado en si mismo, y tiene una tendencia monomaníaca sobre la consciencia y la percepción interna que no concuerda con la mía.


-  ¿Y yo que puedo hacer?


- No sé. Tú me dirás lo que quieres hacer. La decisión es solo tuya. Las tesituras en las que te encuentras son estas: hacerme caso y seguir mis consejos. Reflexionar intensamente antes de tomar cualquier decisión. Elegir con cautela tus actividades, razonar tus actos y comportarte, en todo momento, de manera responsable, o por el contrario, seguir las indicaciones del SUBCONSCIENTE. En este caso no me responsabilizo de tus actos.


-  ¿Tienes algo más que contarme?


-  Mi cosnciencia está tranquila. Lo Meditaré.


-  Si por casualidad, te encuentras con el PRECONSCIENTE, ¿puedes decirle que quiero verle?


-  Lo haré


- Gracias.


-  ¿Oye, no te habrás confundido y eres el CONSCIENTE de otra persona?


-  Ja, ja, ja. Cuando yo me haya ido, mírate en el espejo. Juraría que te pareces mucho a mí ¿O, ya lo habías contrastado?


                        



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Pasó un tiempo que no sabría precisar, ya que mis pensamientos seguían ocupados con el recuerdo de la acaecida presencia del CONSCIENTE analizando sus recientes y últimas palabras de advertencia.


En esos momentos mi consciencia dudaba. Dudaba del CONSCIENTE pero también dudaba de mis pensamientos. Sabía que no podría engañarlo aún tratando de envolverlo con mil argucias de pillo, pues era más pillo que yo. Así que no me quedaba otra opción que la de cumplir sus normas con esmero y la de atender a sus razones con disposición.


Ahora me sentía preso del consciente y de mí mismo.


Y en eso estaba. Absorto. Mirando fijamente el espejo y reflexionando.


Algo comenzó a moverse dentro del cristal. Diminutas luces de colores girando en círculos iban formando pequeños arcos iris, hasta crearse una figura que dibujaba una silueta deslumbrante que hacia adivinar la faz de un niño.


El sonido de una voz suave comenzó a tintinear cadenciosamente, como de un sonajero agitado por la delicada mano de un niño. Parecía intimidado.

- Mira yo no vengo a molestarte ni a darte consejos. Solo soy un concepto.  Como estás viendo no tengo un cuerpo y me sostiene un aura.  

De vez en cuando hacía sonar un chasquido emitiendo un sonido seco. Señal de impaciencia. Significaba que deseaba acabar pronto la conversación y desaparecer.

- Estoy en medio del CONSCIENTE y la hondonada de un precipicio por donde me quiere tirar. El  quiere convertirme en una marioneta suya y por ese motivo me busca, y no lo voy a consentir. Hay momentos, en que la tensión es tan grande que he de ocultarme y desaparecer de la psiquis. Por esa razón he adoptado este traje de camuflaje. Si por un descuido mío lograra encontrarme,  si consiguiese franquear la estricta barrera de  mi sistema de defensa, solo podría ocurrir a través de la transformación y disfraz del material subyacente, que se encuentra entre la frontera existente de su sistema y el mío, en ese momento podría adueñarse de mí traspasándome todos los contenidos de las censuras y razonamientos que guarda. Esa es la razón por la que huyo constantemente.

- Por el momento solo soy un observador y no estoy dispuesto a que me utilice para sus planes. No tengo interés alguno en conocer al SUBCONSCIENTE ni al INCONSCIENTE, que parecen ser enemigos declarados suyos. Yo soy el principio y ellos son el final. Mi propósito es salir de este lugar de tránsito, de este laberinto en el que me encuentro, y volar y volar como tu imaginación.

Seguramente apercibió la mueca que se dibujaba en mis labios dispuestos  para responder.
Dejé que continuase con su monologo. 

- No, no, no me contestes ni me preguntes nada. Ya habrás adivinado que soy el PRECONSCIENTE, supongo.

- También podría quedarme e interpretar tus sueños  y aportarte ideas y deseos sin que sufras alguna transformación, a cambio de tu silencio, y si no te parece mal,  de cierta complicidad. Ya sabes, en asuntos en los que las normas de la vida sean simples y de mutua complacencia.

- Hey, ni tu me has visto a mí ni yo te he visto a ti.  Ahora busco tranquilidad, necesito abstraerme. Estoy leyendo “La herencia y la etiología de las neurosis”, y necesito concentración para comprenderlo e interpretarlo.

- Me estoy preparando para funciones más desarrolladas y estimulantes. Es mi deseo dedicarme por entero al estudio de la psicología como ciencia. Es tan excitante poder abrir y entrar en las mentes, conocer y aprender otras vivencias, el origen de los recuerdos y motivos de los olvidos, los sentimientos y la revelación de los sentimientos.

- Ahora cierra los ojos. Haré un chasquido con mis dedos y desapareceré. Si alguna vez quieres o necesitas hablar conmigo, por cualquier motivo, solo tienes que chasquear los dedos así,  como lo hago yo.

- Y recuerda que no me has visto.

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