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MARGARITAS

viernes, 22 de julio de 2016

MARE SERENITATIS 2ª. PARTE.


Por fin hemos recuperado la conexión. Un vehículo aéreo no tripulado que colisionó con una estación de transmisiones en Júpiter, había interferido las comunicaciones. 
Así continua la descripción de los acontecimientos, Saturnino.

Me quedé terriblemente horrorizado y aturdido con el espectáculo apocalíptico que se abría ante mis ojos. Pero me comprometí con mi mismo a rastrear, si fuese necesario palmo a palmo, todo el territorio de la cara brillante, hasta encontrar posibles supervivientes. 

Exhausto y rendido, al cabo de varios días rastreando todos los rincones de la superficie, sin éxito, se me ocurrió acercarme  hasta la base del gran cráter protegido de piedras, una vez allí grité al eco varias veces con todas mi fuerzas, confiando en que alguien pudiera  oírme y reconocer mi voz.

Parecía que no iba a tener suerte. Desesperado emití un alarido final y ante mi sorpresa, las piedras que cubrían la boca del cráter comenzaron a removerse, de entre las piedras surgieron 55 siluetas que descendían a trompicones desde la cima de la montaña.

Allí estaban, LINO, LUA, MOON, YUER, KAMAR, LUNE y TSUKI, y los 48 lunáticos restantes que habían logrado salvarse. 

LINO, el cocinero que tenía el único restaurante con mas de 20 estrellas MIKELON de la guía PLUTONA, entre los planetas exteriores, describe cómo se habían desarrollado los hechos..  

“Era la tarde del día 20 de julio de 1969. Toda la población estaba concentrada en la planicie de LUNALLENA, celebrando el día de la independencia de Júpiter. De pronto advino del cielo una nave desconocida que comenzó un descenso sosegado, hasta estacionarse en la superficie del gran lunar. Solamente los más  cercanos al gran cráter, tuvimos el tiempo justo para escalar y camuflarnos en el interior de la boca cratense. Allí permanecimos intranquilos y preocpados esperando a que hubiera pasado todo y alguien nos pudiese descubrir. 

El fétido gas expelido por la nave durante la maniobra de descenco pudo ser el detonante de la hecatombre. Según el prestigioso científico LUA, presidente honorífico de los paraninfos de todos los astros, asteroides y estrellas del sistema solar conocido, el fétido gas expelido por la nave durante la maniobra de descenso, pudo producir una reacción química al concentrarse con los gases propios lunares, HELIO, ARGON y una parte del gas NEON, que alumbra toda la cara visible, causando la mutación de todos, y convertirse en toxinas altamente perjudiciales para los habitantes lunares.

El accidente, que resultó letal en un lapso breve y conciso de tiempo, provocando la mortandad general de los residentes, pudo haberse agravado debido a que la naturaleza de la raza endémica de los nativos, únicamente dispone de una sola fosa nasal sin filtro alguno que impida su aspiración, y al inhalar los gases contaminados su cuerpo se transmutó a un estado gaseoso y volátil, terminando por desaparecer.

A través de una minúscula grieta, abierta a la altura de mi testa, pude verificar que la nuve en que se habían convertido los cuerpos, estaba desaparecida completamente. Todo el campo abandonado y en silencio. Solo la nave continuaba extática en el mismo lugar donde había alunizado. Se podían ver dibujadas en la nave las siglas APOLO XI

Al cabo de un tiempo que no sabría precisar, advertí cómo se abría la escotilla de la nave y descendían dos hombres crecidos, de una altura desmesurada para nuestra media de estatura, que son 80 centímetros de talla. Tenían la cabeza muy  grande, redonda y tan hermética que no dejaba mostrar rostro alguno, iban provistos de trajes espaciales extravehiculares, con dispositivos de respiración y medidas de seguridad para la protección de la radiación, el frío y la falta de la presión atmosférica de nuestro espacio lunar.  Descendieron lentamente, con cautela hasta tocar piso. Movían las piernas con parsimonia, como flotando, y haciendo gestos de provocación con la cabeza.
Portaban una gran bandera con rayas y estrellas de colores  azul y rojo y exploraron la superficie solitaria durante dos horas y media, 

Terminado el tiempo de exploración, hincaron la pancarta con fuerza perforando la superficie, otearon el horizonte durante unos segundos buscando alguna cosa imperceptible, que no encontraban, y acto seguido regresaron a la nave invirtiendo el camino, y repitiendo las mismas maniobras que al descender.
La nave comenzó a elevarse hasta desaparecer en el horizonte y asustados permanecimos escondidos durante todo este tiempo por miedo a salir y contaminarnos, hasta que llegó Saturnino

En las huellas marcadas por las pisadas de los visitantes, encontramos prendidos agentes patógenos que el profesor Moon analizó con el índice de su dedo pulgar, y certificó que eran inofensivos.
En el lugar donde estuvo la nave aparcada, encontramos un paquete plastificado transparente con la leyenda CACAOGLACE grabada, que contenía unas barritas de color atrayente, muy olorosas, y un MEDIANOCHE envuelto en aluminita de JAMONIBERICO. Recogimos las dos cosas y partimos rumbo hacia mi nave. Allí los analizamos en el microlaboratorio y resultaron ser inocuos para nosotros. Nos elevamos velozmente rumbo a la cara oculta, para quedarnos allí definitivamente,


Una vez situados en la cara oculta, clonamos las barritas de CACAOGLACE y el MEDIANOCHE. El reconocido ingeniero JUER experto en ciencias alimentarias pudo crear unos apetitosos bocaditos de sabor atrayente a los que llamó JAMON TERRICOLA y el cocinero LINO desarrolló un delicioso  sorbete fundiendo una onza de CACAO con una nuve zocata de venus y agua congelada de marte.
Desde quel lejano día la cara visible de la luna permanece desierta, y aquí en el lado oscuro, la vida, como una canción, sigue igual. En realidad el tiempo se congeló y no pasan los años, ni los meses. Y ningún día.