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MARGARITAS

miércoles, 9 de diciembre de 2015

PAÍS DE LA UTOPÍA






Soy del país de la utopía. En la soledad inmensa del gran océano MASPACIFICO, se alza una isla imaginaria llamada BONITA, donde todo es posible y nada es imposible. Agraciada con un sol ufano, se goza constantemente de un clima benigno y placentero.
En la isla gobierna el silencio más absoluto y nada lo perturba. Está presidido por la calma, bajo la bandera color azul del cielo, y no hay preceptos ni señal alguna que regule la actividad de sus habitantes. Dictamina la libertad y el sentido común aconseja. Hay dos únicos peligros latentes que son, el exceso de júbilo y la carencia de osadía.

                                  honorio Poveda

                           




                                               

ISLA BONITA


viernes, 27 de noviembre de 2015

sábado, 14 de noviembre de 2015

lunes, 2 de noviembre de 2015

martes, 6 de octubre de 2015

domingo, 27 de septiembre de 2015

IN MEMORIAN - ALVARO -



Colgado de una nube de algodón
entre copos congelados de esperanza
te espero
Siempre te espero
A las puertas de la tierra
y a las afueras del cielo
Pero no llegas
Nunca llegas
Y rezo
Por no caer en el pozo
del olvido.
Entre sombras de silencio
aferrado a los recuerdos
te espero.
Siempre te espero.

lunes, 21 de septiembre de 2015

LAS ESTACIONES: OTOÑO



  EQUINOCCIO DE OTOÑO

Equinoccio lánguido
pálido de sueños 
henchido de nostalgias
y ladrón de recuerdos.
Añoranza del estío.
Amor imposible de la primavera.
Eterno imitador de mil inviernos.
Pintor de atardeceres precoces
de cientos de hojas marchitas 
dibujadas por los suelos
y burbujas de colores
amarillas y marrones
planeando por el cielo.
                                                                               Honorio Poveda

viernes, 18 de septiembre de 2015

sábado, 5 de septiembre de 2015

EL DIA DEL FIN DEL MUNDO


                                    

Día 21 de diciembre de 2012. Me levanté temprano con la intención y el deseo de poder observar, desde algún punto privilegiado, el principio del fin del mundo, final del mundo que tantos años atrás habían pronosticado los Mayas.

Al romper el alba, me encaminaba hacia la cima de una de las montañas más altas situada en las cercanías de mi residencia. Una vez en el sitio adecuado, protegido bajo el  techo de una pequeña cueva formada por grandes rocas, cuya minúscula entrada estaba orientada hacia el este, me dispuse a contemplar el magno acontecimiento.

Estaba nervioso y me sentía sobrecogido. En parte por la emoción de aquel momento que pudiera ser tan especial, y en parte por el miedo que atenazaba mis piernas y manos. Concentré toda mi atención en la línea divisoria que  formaban las montañas al fundirse con el cielo, por donde presumía que, de un momento a otro brotaría el sol. Este, según la leyenda, emitiría llamaradas como lenguas incandescentes, que alcanzarían la tierra en pocos minutos y originarían el Apocalipsis.

Un halo de luz comenzaba a dibujarse por el horizonte.  El silencio se convirtió en esbozo de un grito de asombro cuando el sol, como un globo amarillento fugado de la mano de un niño, comenzó a ascender pausadamente desde las cúspides montañosas. Durante unos instantes noté cómo el corazón se me desbocaba, hasta comprobar que el sol remontaba como una mañana cualquiera. 

Afortunadamente no había ninguna nube,  la visibilidad excelente, y a los pocos minutos podía sentir en mi persona el calor de los rayos solares acariciándome el rostro y calentando mis manos y pies, fríos aún por el relente matinal y las bajas temperaturas del invierno que comenzaba.

Incluso podría jurar que se manifestaba  más sonriente y brillante que de costumbre, y por  momentos, tuve la sensación de que me hacía unos guiños jugando con los destellos de pequeñas llamarada refulgentes en su mejilla izquierda

Al cabo de un santiamén, ya  no tenía duda alguna de que no pasaría nada, y me sentía seguro con el frío y el miedo ahuyentados de mi cuerpo.

Cuando me marchaba de aquel lugar, volví la cabeza y pude ver el sol  cómo jugaba con una pequeña nube blanca, dibujando con sus destellos  dorados el esbozo de una risita socarrona.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

mañana tempranera

REMEMBRANZA


Despierta tempranera
la mañana azul
Un sol vigoroso
comienza a brotar silente
de entre aguas anaranjadas
que cortan el horizonte distante 
caldeando la arena
de la mar algente.
Mientras, la luna aterida huye de la noche.
Olas rumorosas de remembranza
coronadas por pletóricos glóbulos burbujeando
se disputan presurosas
arribar primero
hasta la playa. 
En cada ola...llegan    

Palabras. Solo palabras. Palabras de amor, entrecortadas, lágrimas. Preseas embalsaman el aire con su fragancia. Sueños de adolescencia. Suspiros del viento. Un beso y una flor. Pensamiento aflicto. Un adios.
Amanecer de agua salada.
                                                         
   Honorio Poveda                             

martes, 28 de julio de 2015

FAIR PLAY



Es suficientemente conocido el hecho de que un lord inglés, ya entrado en años, tenía la costumbre de reunir a sus amistades para tomar el té, todos los martes de cada semana, a la misma hora, en su palacio de Londres.
Cierto martes, llegada la hora señalada, el puntualísimo caballero no apareció. Los invitados estaban intrigadísimos y muy extrañados, ya que era la primera vez que ocurría un caso así. Al cabo de unos minutos apareció el mayordomo y les dice a los presentes,  con la típica flema británica.


- Señores, Milord les pide disculpas por la demora, y les anuncia que, después de mucho tiempo, se acaba de reencontrar con su vieja y querida amiga lulú de parís. Les comunica que, si puede, estará con ustedes dentro de dos horas, y si no puede, dentro de diez minutos. Muchas gracias.

miércoles, 15 de julio de 2015

OLA DE CALOR

El reloj de pared consumía los segundos de la mañana soñolienta con fogosidad desproporcionada.
Desde mi habitación, resguardado de la temperatura asfixiante que se podía entrever a través de la ventana, protegida por  cristales ahumados y blindados contra los rigores del solsticio, podía ver los hilillos de vapor hirviendo que nacían del suelo bruno del pavimento, y ascendían pausadamente en espirales buscando el cielo.
La calle asemejaba un volcán a punto de entrar en erupción. El sol se abría camino con ahínco entre un mar de nubes blanquecinas, que se deshilachaban con prontitud y desaparecían en segundos.
De pronto, un sonido seco y contundente me arrancó de estas reflexiones.
Una pequeña sombra voladora que acababa de estrellarse contra el cristal de la ventana, se convertía en un pajarillo tímido de aspecto deplorable, arañaba obstinadamente con sus patas el cristal tratando de asirse para no caer al vacío. Así persistió durante unos minutos, sin conseguirlo.
Cuando pensaba que había desaparecido para siempre, surgió de nuevo como un relámpago. Parecía recuperado. Pegado al cristal de la ventana revoloteaba apresuradamente para mantener el equilibrio, a la vez que martilleaba con el pico compulsivamente.
Por su insistencia razoné que las fuerzas no le aguantarían por más tiempo y necesitaría una  ayuda. Me pareció advertir cómo manaban dos lágrimas de sus ojos.  
Abrí la ventana, una bocanada de aire ardiendo me atizó en la cara como si fuesen ascuas que estallasen desde una hoguera. Le ayudé a pasar y cerré lo más aprisa que pude. Totalmente desorientado giraba por la habitación alocadamente, emitiendo sonidos lastimeros similares a una señal de alerta.


Al fin se posó sobre una silla, agotado. No opuso resistencia alguna al sujetarlo con los dedos y se acurrucó en el cuenco de mi mano. Sin ninguna duda, era un petirrojo, clase de  pájaros sociables y muy atrevidos y curiosos que emiten un gorjeo musical y melódico.  Se mantenía tenso, desfallecido y deshidratado, con los ojos cerrados.               
Posiblemente que tendría sed, calor y hambre. Le hice gestos de caricia con la mano sobre su cabeza y, con gran trabajo, consiguió entreabrir los ojos.
Con cuidado caminamos hasta la cocina. Abrí el frigorífico, busqué una botella de leche y la abrí con urgencia.  A continuación tomé un vaso y lo llené hasta rebosar, aproximé su pico hasta la leche, y todo lo que su cuerpo podía absorber lo bebió en dos segundos.
Se  posó sobre mi hombro contorneándose con elegancia, y se acicaló las plumas de las alas mientras dirigía fijamente su mirada hacia mis ojos. Y cantó con potencia. Pude observar un atisbo de sonrisa en sus ojos.
Cuando terminó su canto triunfal, de un pequeño salto voló desde mi hombro hasta el interior del frigorífico. Rebuscando entre bolsas de verduras y cereales descubrió un helado de chocolate.
Hacía aspavientos solicitando ayuda para desenvolver el helado y retirar el papel de plata que lo protegía. Una vez abierto y destapado, picoteó, comió, saboreó,  y terminó de picar cuando solo quedaba la madera. Bailaba de alegría.
Le limpié el pico y la cara que habían quedado manchados de chocolate y cantó de nuevo, como un ruiseñor  satisfecho.
Abrí la ventana para que pudiera irse y recuperar la libertad,  en tanto que el daba vueltas a mi alrededor con alboroto, hizo un mohín con la cabeza manifestando de esa manera que ese no era su deseo, así que pasamos el día en la habitación hasta llegar la noche, cuando la temperatura en el exterior había descendido notablemente.
Desde entonces permanezco expectante, por si hubiera alguna otra ola de calor

                                                                                honorio poveda

martes, 14 de julio de 2015

viernes, 3 de julio de 2015

domingo, 14 de junio de 2015

O.V.N.I


Nave, de origen desconocido, haciendo maniobras de acercamiento sobre unas rosas aturdidas por el pánico. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

LAS ESTACIONES: VERANO





                                         SUMMER IS COMING
              

jueves, 23 de abril de 2015

sábado, 14 de marzo de 2015

miércoles, 11 de marzo de 2015

ONCE DE MARZO 2004


Aquella mañana
transitaba la muerte
silenciosa
escondida entre las luces del alba
recién nacida.
Qué mañana tan fría
cómo se me encoge el alma.
Cual alas de mariposa
rotas por el viento
zarandeadas con saña
con premeditación viajaba
esperando una señal
que se convirtió en macabra.
Bostezos inacabados
sueños rotos.
Sin sueños para mañana.
Qué mañana más fría
cómo se me hiela el alma.
Trece mochilas, trece
llenas de odios
esa mañana
huecas de sentimientos
como alimañas,
Truncan vidas
trocan sonrisas y besos
en desesperación y lágrimas
y esparcidas por el suelo
más de un millón de esperanzas.
Ay que mañana tan fría, ay que mañana tan larga.
                                                                                    honorio poveda  

miércoles, 14 de enero de 2015

SUEÑA LA ROSA





Sueña la rosa con volar
cual mariposa
cual paloma mensajera.
Sueña la rosa
 surcar los cielos
sobrevolar los mares
recorrer la tierra.
Sueña la rosa en el rosal
Sueña, que es primavera

                                                                                                  honorio Poveda